Monthly Archives: abril 2018

La práctica de renovar cada año los Votos estaba llamada a ser, y lo ha sido a través de los siglos, una de las tradiciones más sanas, más fructíferas y más revitalizadoras de la Compañía de las Hijas de la Caridad. Para poder entenderla hemos de remontarnos en la historia a las raíces de la Compañía en el siglo XVII, en Francia.

En ese momento había una pobreza generalizada, tanto en ciudades como en zonas rurales, que fueron devastadas por la guerra y la enfermedad. San Vicente de Paúl se sintió urgido a responder a las terribles necesidades que veía a diario a su alrededor. Ya había organizado a algunas mujeres, en lo que se conoce como las Cofradías de la Caridad. En París, muchas de las grandes damas estaban involucradas en el servicio a los pobres. Esto funcionó bien durante cierto tiempo, pero luego algunas señoras se relajaron, y enviaban a sus criadas para reemplazarlas en el servicio a los pobres, lo cual no encontró adecuado Vicente; él y su colaboradora, Luisa de Marillac, se afanaron en buscar una solución. Y la Providencia divina proporcionó la respuesta.

Una buena joven del campo, Margarita Nassau, llegó a la capital y ofreció sus servicios para ayudar en el cuidado de los enfermos. Vicente estaba encantado, y pronto siguieron otras chicas el ejemplo de Margarita. Al principio ayudaban a las Damas en las parroquias, y Luisa se mantenía en contacto con ellas. Llegó el momento en que se vio la necesidad de reunirlas en una comunidad, para protegerlas y formarlas. Después de algunas reticencias iniciales, Vicente estuvo de acuerdo, y en 1633 Luisa acogió a cuatro chicas en su casa, y así nació la Compañía de las Hijas de la Caridad.

Vicente y Luisa querían que estas jóvenes entregasen su vida a Dios con el fin de servir a Cristo en los pobres, pero evitaron que cualquier cosa las etiquetara como monjas. La razón de esto es que, en ese momento, las religiosas eran [solamente] de clausura, y esto impediría a las jóvenes ser libres para entrar en las estancias de los pobres, para cuidar a los enfermos. Durante ocho años no hubo votos, aunque las jóvenes vivían una vida de entrega total, a imitación de Cristo. Después de este periodo, Vicente mencionó tentativamente la posibilidad de tomar votos, y un año más tarde, en la fiesta de la Anunciación de 1642, Luisa y otras cuatro hicieron votos perpetuos de castidad, pobreza y servicio de los pobres. Los votos fueron opcionales durante muchos años. Luisa, gran devota de María, eligió esta fiesta y vio a María como modelo para sus hijas en su entrega total a la llamada de Dios, y en dedicar su vida por completo a la misión personal de su Hijo. A partir de 1660, se acordó que todas las hermanas hicieran votos anuales después de [pertenecer a la Compañía durante] cinco a siete años, y esta práctica ha perdurado hasta nuestros días.

 

Si bien la fiesta de la Anunciación es el 25 de marzo, este año lo hemos celebrado el 9 de abril. Y hemos vuelto a ser testigos, compartiendo y celebrando como una gran familia, la renovación de votos de las HHCC de Residencia Calzada.

Esta renovación es un “SÍ”, a la entrega total a Dios; a la opción clara de compromiso a favor de los más olvidados y abandonados de la sociedad; al entusiasmo por el camino tomado por la vocación; a seguir entregadas como el ejemplo de María “Sí aquí estamos”.

Las HHCC así lo expresan mediante el ofertorio de la Eucaristía que para este acontecimiento hemos celebrado en nuestra capilla. Se lleva a cabo la entrega de cuatro Votos: POBREZA, CASTIDAD, OBEDIENCIA Y SERVICIO, depositándolos a los pies de Cristo Resucitado.

Para finalizar esta celebración, cada Hija de la Caridad recibe una flor que le es entregada por residentes.

Grupo de prensa

(Trabajadores de R. Calzada)